El desafío de aumentar la producción agrícola en Paraguay es crucial para mantener el crecimiento y la competitividad del sector, especialmente en los cultivos de soja, maíz y trigo, que son esenciales para la economía del país. En este contexto, el consultor Mohan Kohli, de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), señaló varios factores que impactan negativamente en la productividad agrícola nacional.
“Creo que uno de los factores más importantes que hemos discutido con los productores en las charlas es la necesidad de conocer mejor los materiales comerciales disponibles y entender el momento adecuado para sembrar. No toda la soja debe sembrarse en las primeras dos semanas de septiembre. Existen variedades que pueden ser sembradas en la segunda quincena de septiembre o incluso en octubre, y estas pueden ofrecer un rendimiento mucho mejor en determinadas condiciones», indicó Kohli.
A esto sumó el adaptar las prácticas de siembra a las condiciones climáticas y trabajar en el desarrollo de nuevas tecnologías de manejo.
Subrayó que, en el mercado, actualmente hay entre 15 y 30 materiales disponibles para los productores, Sin embargo, sostuvo que uno de los problemas principales radica en que estos materiales tienen características muy específicas relacionadas con la época de siembra y la cantidad de semillas a utilizar, ya que existe una interacción compleja entre el ambiente y el material genético de las variedades”, explicó.
En ese sentido dijo que, en la práctica, sin embargo, la realidad es que, en soja, solo 3 a 4 variedades cubren casi el 80% del área sembrada, y en trigo, entre 2 y 3 variedades abarcan un porcentaje similar.
Aunque estas variedades sean altamente productivas, se dividen en diferentes ciclos de siembra: temprano, medio y tardío. Según las condiciones climáticas de cada año, los rendimientos pueden variar considerablemente. “Dependiendo del clima, el productor que siembra temprano podría perder, mientras que el de siembra media o tardía podría ganar más en otros años y viceversa”
Kohli destacó que otro aspecto fundamental para mejorar la productividad agrícola en Paraguay es la forma en que se realiza la siembra. Según apuntó, la densidad de siembra varía considerablemente entre los productores: “Todo el mundo siembra 10 semillas por metro lineal, pero algunos optan por sembrar 8 y otros hasta 12”. Esta variabilidad, junto con la fertilización y el momento adecuado de siembra, está afectando negativamente los rendimientos de cultivos clave”, alegó.
Manifestó además que la combinación de estos factores, junto con una falta de estandarización en las prácticas agrícolas, está contribuyendo a una brecha de productividad que, según las estimaciones, se sitúa entre el 30% y el 40%.
“Este año, los mejores productores lograron cosechar entre 4.000 y 4.300 kilos de soja por hectárea, mientras que un productor promedio solo obtuvo entre 2.000 y 2.500 kilos, obteniendo así un promedio nacional cercano a los 3.000 kg/ha”, remarcó.
El consultor destacó que, para reducir esta brecha, es crucial una mayor comunicación con los productores y un esfuerzo de convencimiento sobre la importancia de seguir las recomendaciones tecnológicas.
Además, Kohli subrayó que la clave para aumentar la productividad no solo radica en el desarrollo de nuevas variedades de cultivos, sino también en el avance de tecnologías de manejo agrícola, como prácticas de fertilización más eficientes y técnicas de siembra optimizadas. En particular, señaló que la región del Chaco es un área en la que se debe trabajar intensamente para desarrollar e implementar estas tecnologías adaptadas a sus condiciones climáticas y de suelo.