La falta de agua puede tener un gran impacto en la agricultura, retrasando las siembras y afectando las cosechas futuras. La esperanza es que pronto lleguen lluvias que ayuden a mejorar las condiciones para la siembra y así asegurar una buena cosecha.
Según indicó a Valor Agrícola el productor de Nueva Esperanza, Canindeyú y socio directivo de la APS, Neivo Fritzen, algunos productores han comenzado a sembrar “en el polvo” con la esperanza de que las condiciones mejoren. “El sábado tuvimos 20 milímetros de lluvia en Nueva Esperanza. No es una cantidad excesiva, pero si esta semana vuelve a llover podría mejorar las condiciones. Estábamos esperando una lluvia más abundante de al menos 50 mm para poder proceder con la siembra”, expresó.
Señaló que la siembra debe hacerse en el momento adecuado y bajo las condiciones correctas. “Según estudios elaborados por expertos, la soja debe sembrarse con la variedad adecuada, en el lugar y el momento correcto, asegurando buenas condiciones del suelo, fertilidad y humedad, entre otros factores”, manifestó.
Al mismo tiempo, sostuvo que cada agricultor es responsable de sus decisiones, que a veces son acertadas y otras no tanto. “Si las lluvias no son suficientes, puede haber una mala germinación, lo que comprometería la campaña”, alertó.
En ese sentido, subrayó que es fundamental hacer bien los cálculos, controlar la ansiedad y buscar las condiciones ideales, ya que esto es crucial para obtener un buen cultivo y una cosecha exitosa.
En ese sentido, mencionó que, para cubrir los costos de producción, se debería cosechar un promedio de 3.000 kilos por hectárea. Este rendimiento también depende del nivel de inversión, pero en general, es necesario alcanzar al menos esta cifra para mantener el negocio.
“No estuvimos alcanzando esos rendimientos; en muchas zonas, los rendimientos han sido inferiores a 2.000 kilos por hectárea, lo cual generalmente no cubre los costos y dificulta futuras inversiones”, manifestó.
Respecto al costo de producción para la nueva campaña, indicó que oscilaría entre US$ 500 y US$ 700, dependiendo del nivel de tecnología aplicada. “Los costos no han variado mucho respecto al año pasado”, dijo.
También recordó que, desde enero, no se han registrado lluvias abundantes, solo algunas lluvias puntuales seguidas de sequías. Sostuvo que hubo un período de lluvias que afectó a todo Paraguay, pero después de eso, solo tuvo chaparrones aislados de entre 10 a 15 milímetros, lo cual “no es suficiente para contrarrestar el calor y los vientos que rápidamente evaporan la humedad”.