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La nueva campaña algodonera genera incertidumbre ante rendimientos bajos y desafíos comerciales

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La nueva campaña algodonera genera incertidumbre ante rendimientos bajos y desafíos comerciales

El cultivo de algodón ha ido integrándose en la rotación agrícola del Chaco, donde el complejo sojero predominaba. En los últimos dos años, el área cultivada ha crecido de 13.000 a 45.000 hectáreas, y en la última campaña, había una estimación de siembra entre 50.000 y 5.,000 hectáreas. Sin embargo, la campaña 2024/25 se presenta incierta debido a problemas tanto en la industria de desmonte como en el ámbito comercial.

El presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios para un Chaco Sustentable (Apacs), Carlos Passerieu señaló a valor Agrícola que las demoras en la disponibilidad de la fibra y en el proceso de venta y cobro están alterando significativamente los flujos de caja de las empresas. “Esta situación está desmotivando a muchos productores, que ya han optado por reducir sus áreas de cultivo o incluso considerar abandonar el cultivo de algodón al menos por esta campaña”, expresó.

Sostuvo que están a la expectativa de cómo se comportará el mercado comercialmente en el futuro cercano antes de tomar decisiones definitivas sobre su producción.

Passerieu afirmó que el proceso de desmonte ha mejorado en comparación con años anteriores, cuando era extremadamente lento, llegando a extenderse hasta marzo. Para esta campaña, se estima que todo el algodón estará desmontado para finales de octubre o principios de noviembre.

Sin embargo, alegó que es importante considerar que los rendimientos de este año han sido notablemente bajos en comparación con el año anterior, lo que significa que los volúmenes a desmotar son mucho menores.

En cuanto a la situación comercial, indicó que es similar a la del año pasado, con interrupciones entre el desmote, las entregas y las cobranzas. Frecuentemente, el pago se realiza solo cuando el comprador recibe la mercadería, lo que genera demoras significativas. “Esta situación afecta gravemente los flujos de caja, complicando la planificación financiera de los productores y su capacidad para continuar con sus actividades”, manifestó.

Mencionó que, en general, los rendimientos de algodón no han superado los 1.000 kilos por hectárea, a excepción de algunas áreas específicas como Montanía y Centinela, donde los rendimientos fueron mejores. Sin embargo, incluso considerando estas zonas con mejores resultados, se estima que el rendimiento total para el Chaco podría aumentar solo entre 150 y 200 kilos. Esto resalta que, a pesar de algunos casos aislados, los rendimientos en general han sido bajos.

Passerieu indicó que para cubrir el costo de producción del algodón se debería de alcanzar como mínimo 1.700 kilos por hectárea, lo que ha resultado en una rentabilidad negativa para esta campaña.

Se lamentó que, a pesar de ser un cultivo valioso para las rotaciones agrícolas, su alto costo, que oscila entre US$ 900 y US$ 1.000 por hectárea, hace que no todos los productores puedan sostener esa inversión hasta el momento de la cobranza. “La cosecha se realiza entre julio y agosto, pero el cobro a menudo se retrasa hasta finales de año o incluso hasta el año siguiente, lo que agrava aún más la situación financiera”, expresó.

Añadió que esta situación se suman aspectos técnicos relacionados con la calidad del algodón. Señaló que las variedades disponibles en el mercado, que provienen de bolsas certificadas, suelen tener fibras cortas, mientras que la demanda actual es por fibras largas. “Esto ha llevado a la entrada de algodón de bolsa blanca desde Brasil, con el fin de mejorar la calidad de la fibra y facilitar su venta”, concluyó.