Al cierre del año, la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), reafirmó que la agroindustria paraguaya, y en particular el procesamiento de la soja cumple un rol estratégico en el desarrollo económico y la soberanía comercial del país.
“La industrialización de una de las principales fuentes de ingreso de divisas del Paraguay es clave para agregar valor a la producción primaria, ampliar la oferta de productos y fortalecer el comercio exterior”, señalaron desde el gremio. Según la Cappro, este proceso no solo impulsa el mercado interno, sino que consolida las exportaciones hacia más de 35 destinos internacionales y abre nuevas oportunidades comerciales, reduciendo la dependencia de pocos mercados y otorgando mayor estabilidad frente a shocks externos.
De acuerdo con la Cámara, este potencial quedó demostrado durante el año que termina, en un contexto internacional adverso. “Factores como los conflictos geopolíticos y los cambios en las políticas de países competidores limitaron la exportación de soja en estado natural, pero ese volumen no se perdió: fue procesado localmente”, destacaron. Ese procesamiento permitió incrementar el valor agregado, fortalecer el consumo interno de productos nacionales y aumentar las exportaciones de derivados.
No obstante, desde la Cappro advierten que el crecimiento del sector no puede depender de circunstancias coyunturales. “El desarrollo industrial del Paraguay solo será sostenible si se apoya en políticas públicas estables, previsibles y persistentes en el tiempo, que respeten las reglas de juego para quienes invertimos con una visión de largo plazo”, sostuvieron.
En ese marco, el gremio explicó que los planteamientos del sector para corregir distorsiones fiscales no deben interpretarse como beneficios sectoriales. “Se trata de herramientas económicas que permiten liberar capital de trabajo, reactivar inversiones, ampliar la capacidad instalada y generar más empleo e industrialización, con impacto positivo en toda la cadena productiva”, afirmaron desde la Cámara.
La Cappro valoró además el esfuerzo del Gobierno para fortalecer la confianza internacional, reflejado en la obtención del segundo grado de inversión. “Celebramos las oportunidades que esto abre para atraer nuevas industrias al Paraguay, pero creemos que ese mismo énfasis debe aplicarse al cuidado de quienes invierten y producen en el país desde hace más de una década”, expresaron. En ese sentido, remarcaron que “las empresas satisfechas se convierten en las mejores embajadoras del Paraguay”.
Actualmente, según datos del gremio, la agroindustria nacional de la soja opera a más del 80 % de su capacidad instalada por razones coyunturales. “Nuestro objetivo es alcanzar el 100 % de utilización de manera permanente, por encima de cualquier coyuntura, lo que permitirá fortalecer toda la cadena productiva”, indicaron.
Finalmente, desde la Cámara dejaron un mensaje de cara al futuro: “El 2025 dejó lecciones claras. El 2026 exige decisiones. Industrializar más no es una decisión sectorial, es una decisión estratégica del país”. Con políticas adecuadas, concluyeron, la agroindustrialización puede convertirse en uno de los principales motores del desarrollo económico nacional.
“Desde la Cappro seguiremos contribuyendo para avanzar hacia un Paraguay más industrializado”, expresaron