La FAO realizó un estudio en donde dio cuenta de cómo están distribuidos mundialmente los suelos negros, es decir, aquellos territorios que concentran mayores niveles de materia orgánica.
Este mapa mundial se presentó durante la 10º Asamblea Plenaria de la Alianza mundial sobre los suelos. En esta oportunidad se destacó la importancia de estos terrenos para contribuir a la seguridad alimentaria y a la acción climática, por su potencial de secuestro de carbono.
Los suelos negros se caracterizan por tener un alto contenido de materia vegetal descompuesto, con gran cantidad de carbono y de nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio. Dada su riqueza para garantizar el suministro de alimentos, la FAO destacó la importancia de monitorear estos terrenos.
En el mundo hay casi 725 millones de hectáreas de suelos negros; casi la mitad se encuentran en Rusia y representan casi el 19% de la superficie de este país. Argentina, en tanto, posee 39,7 millones de hectáreas de suelos negros (un 14% del territorio nacional), lo que la convierte en el cuarto país con mayor nivel orgánico en sus tierras.
Por otro lado, se destacó que unas 223 millones de personas viven en suelos negros, lo que representa menos del 3% de la población mundial. Sin embargo, se advierte que estas tierras concentran a gran parte de la población: en Argentina más de la mitad de la ciudadanía vive sobre suelos con altos niveles orgánicos.
“Los suelos negros no solo ofrecen sustento a las personas asentadas en ellos, sino que también alimentan al resto del mundo gracias al gran porcentaje de su producción que se exporta, pese a que solo representan una pequeña proporción de los suelos del mundo. De hecho, de ellos proceden unas dos terceras partes de las semillas de girasol del mundo, el 30% del trigo y el 26% de las papas”, indicaron desde la FAO.
Los organismos que los suelos negros concentran en su interior convierten la materia vegetal y animal en ácidos húmicos que catalizan nuevos ciclos de vida en la superficie, y ahí reside su importancia para garantizar la seguridad alimentaria. No obstante, estas tierras son sus muy sensibles a las intervenciones externas, por lo que su conservación se vuelve fundamental.
Tras asegurar que “una tercera parte de los suelos del mundo se encuentran hoy en malas o muy malas condiciones y sufren procesos de degradación causados por prácticas de gestión no sostenibles”, desde la FAO señalaron que su objetivo es “mejorar y mantener la salud de al menos el 50% de los suelos del mundo para 2030”.