Luego de un inicio óptimo entre septiembre y octubre, la definición de la productividad llegará en diciembre, debido a las lluvias dispersas registradas en noviembre.
En este sentido, los recortes iniciales a la baja, principalmente en las zonas más productivas del país, indican que el riesgo está distribuido, dando lugar a la expectativa de rindes muy buenos en paralelo a preocupaciones que pueden encontrarse a pocos kilómetros de distancia, a veces dentro de un mismo municipio, según el análisis de la analista senior de StoneX, Larissa Barboza Álvarez.
Explicó que, de acuerdo con la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU.), el fenómeno de La Niña vigente, menos seco que en años previos, tiene probabilidades de mantenerse hasta el verano de 2026. Esta situación, combinada con la expectativa de períodos recurrentes sin lluvias durante la fase de llenado de granos, podría generar estrés hídrico moderado y una mayor dispersión en los resultados productivos entre las áreas sembradas.
Hasta el momento, se anuncian pocos milímetros para Paraguay al inicio de diciembre. Sin embargo, de manera un poco más homogénea, se espera que la mayor parte de la Región Oriental destinada a la producción de granos reciba lluvias importantes a partir del 8 de diciembre, enfrentando luego días nuevamente secos o con pocas lluvias dispersas, para volver a recibir mayores niveles hídricos desde el 14 de diciembre. De esta forma, la llegada efectiva de estas últimas lluvias antes del fin del ciclo será esencial para definir finalmente los rindes por hectárea.
Analizando lo ocurrido hasta el momento, se observó que algunas regiones de Itapúa tuvieron hectáreas replantadas, así como zonas puntuales de San Pedro, aunque en menor medida que en el sur del país.
Un detalle agronómico importante para este ciclo es el siguiente: la planta tiende a desarrollarse en función de las condiciones que recibe. Como la zafra comenzó con un clima más ameno y abundantes lluvias, este escenario fue muy favorable, pero induce a que la soja no se prepare para calores más extremos. Además, enfrentamos un octubre con muchos más días nublados de lo habitual, y si la planta no recibe suficiente sol, tampoco desarrolla capas más gruesas en sus hojas. Asimismo, si siempre dispone de agua, se prepara menos para niveles más extremos de sequía. Es decir, malas condiciones para una planta sin preparación pueden cambiar completamente el panorama.
De esta forma, se realizaron tres ajustes en la estimación actual: recortes de productividad en Alto Paraná, Itapúa y Caaguazú, precisamente tres de los mayores departamentos productores. Pero como los recortes aún no fueron significativos, la reducción del 2% mensual para la zafra principal de soja sitúa la estimación en 9,1 millones de toneladas. Por su parte, para la zafriña la producción estimada es de 1,3 millones de toneladas. Siendo así, sumando zafra y zafriña, la producción paraguaya podría alcanzar las 10,5 millones de toneladas.
Ventana ajustada: la siembra de la zafriña dependerá de la cosecha principal
La posible extensión del ciclo principal de la soja afectará directamente el inicio de la zafriña, recordando que la ventana óptima de plantación para la oleaginosa de segundo ciclo se extiende hasta aproximadamente la mitad de enero. Pasado ese tiempo, existe una mayor predisposición a optar por plantaciones de maíz.
Sin modificaciones en las estimaciones de este mes, deberá esperarse el inicio de 2026 para comenzar a verificar los cambios que puedan darse en las hectáreas plantadas.
Respecto a la comercialización, los primeros días de noviembre registraron avances importantes, con la soja 2025/26 vendida en un 19%, frente al 13% observado en el mes anterior. Altas puntuales en las cotizaciones de Chicago aceleraron el proceso, recordando que la zafra anterior 2024/25 está íntegramente vendida.