Ricardo Sosa, productor y director de Agroganadera 43, compartió con Valor Agrícola una visión sobre la situación en el norte del país, especialmente en el departamento de San Pedro. A pesar de los desafíos, se mostró optimista, señalando que el clima es cíclico y que hay esperanza de un cambio positivo. Sin embargo, remarcó que la deuda de los productores es alta, y muchos enfrentan dificultades para financiar una nueva siembra.

Sosa enfatizó que, si la lluvia se distribuye de manera adecuada, hay posibilidades de obtener buenos rendimientos en la campaña actual. “Estamos trabajando con la esperanza de que este año no nos complicará tanto como los últimos tres”, afirmó.

Mencionó que este año presenta un cambio notable, dado que agosto fue inusualmente lluvioso, que podría ser un indicio de un mejor año. A pesar de las proyecciones de menor lluvia en los próximos meses, Sosa confía en que, si la lluvia se reparte bien, aún se pueden lograr buenos rendimientos sin necesidad de grandes precipitaciones.

Señaló que las dificultades presentadas en los últimos años ha llevado a algunos a considerar la diversificación hacia otros cultivos, como el sésamo, que presenta costos más bajos.

Sostuvo que la preocupación persiste por la falta de financiación, lo que obliga a los productores a reducir costos y usar menos insumos, especialmente fertilizantes, lo que a su vez puede afectar negativamente el potencial de rendimiento de las cosechas. “Va a depender de cada productor si consigue financiación para cultivar lo que pueda”, subrayó Sosa.

Comentó que la siembra de soja, en esta región, ha variado considerablemente, con algunos productores que han logrado sembrar hasta el 100% de su área, mientras que otros solo han podido cubrir entre el 20% y el 50%.

Comentó que en las zonas donde han recibido lluvias y han podido sembrar, los productores reportan resultados positivos. Las plantas están germinando bien y hay suficiente humedad en el suelo para los cultivos sembrados. Sin embargo, ahora están a la espera de más lluvias para continuar con la siembra.

“Según mi experiencia, los rendimientos están entre 1.500 y 1.800 kilos de soja, dependiendo de la zona, el tipo de cobertura y la calidad del suelo. En áreas más pobres, invertimos un poco más en fertilizantes, mientras que en suelos de mejor perfil de fertilidad usamos menos para poder distribuir los recursos en otras parcelas. Actualmente, esos rendimientos son necesarios para cubrir los costos que estamos enfrentando”, explicó Sosa.

Sosa advirtió que este año será muy difícil debido a la escasa financiación y apoyo disponible. Mencionó que algunas empresas de insumos están limitando su ayuda a ciertos productores que ya enfrentan deudas elevadas. “No tengo claro cómo se podrá establecer un sistema de pago para gestionar esas deudas. Sin apoyo al productor, sus posibilidades de cumplir con sus obligaciones financieras se ven aún más reducidas”, remarcó.