Los cultivos de soja zafriña en la región de San Alberto atraviesan un panorama crítico, con estimaciones de pérdidas de hasta el 70% debido al estrés hídrico y a la sensibilidad de las variedades sembradas.
En cuanto al maíz zafriña, el impacto ha sido desigual. Algunas parcelas recibieron lluvias oportunas y se encuentran en buen estado, pero en otras la falta de precipitaciones provocará una reducción de hasta el 50% en la producción.
Según este escenario, compartido por Robson Affonso, productor de la región, se pone en evidencia la urgente necesidad de desarrollar materiales más resistentes al calor y a la sequía.
Destacó que el verdadero problema no siempre radica en la falta de lluvia, sino en las características de las variedades sembradas, que se han vuelto más sensibles al estrés térmico. “Hoy en día, muchas veces no es la falta de agua lo que más afecta, sino que las variedades son muy sensibles a las altas temperaturas y al estrés hídrico”, apuntó.