Pese a que se está teniendo un repunte en la cosecha de soja, todo indica que el escenario para la industria aceitera nacional no va a variar mucho respecto a lo que se experimentó en años anteriores.
Este panorama lo sostuvo la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) a través de un comunicado en donde argumentan que “incluso en momentos en donde se tuvo una producción primaria en niveles récord, la industrialización de las materias primas mantuvo una marcada tendencia a la baja”.
En detalle, profundizaron que entre el 2018 y el 2021, (años relativamente buenos para el campo), la producción anual promedio de soja fue de 9,7 millones de toneladas anuales (con un pico de 10,6 millones y un piso de 8,8 millones de toneladas), en tanto que en el mismo periodo, el procesamiento promedio alcanzó apenas 3,2 millones de toneladas.
En ese sentido, para la Cappro resulta alarmante que en los últimos 4 años, solo el 33% de la soja que se produce sea procesada en el país.
Ante todo esto, remarcan principalmente aspectos como la igualdad de condiciones con fábricas de otros países, la devolución del impuesto al valor agregado y las facilidades para importar soja. Así también, manifestaron que la falta de combate al contrabando y la informalidad son factores que inciden en el desempeño de las aceiteras.
Aumento de la demanda local de aceite. Otro aspecto importante que resalta la Cappro es la creciente demanda que se va a requerir con la instalación de dos nuevas fábricas de biocombustibles en el país, las cuales van a necesitar comprar aceite de soja para su procesamiento final.
“Es importante apuntalar a la industria aceitera si pretendemos que estas puedan cubrir esta nueva demanda. Se estima que una de ellas podría tener una demanda de casi 400.000 toneladas de aceite de soja al año, mientras que la otra demandaría aproximadamente 90.000 toneladas de aceite de soja por año”, alertó el gremio.