La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), ha planteado preocupaciones importantes sobre la competitividad del sector industrial de la soja en Paraguay, debido a la falta de derecho a la devolución del IVA en exportaciones de productos industrializados.

Esta situación afecta la capacidad de las industrias para competir, ya que la mayoría de la soja producida se exporta sin ser procesada, lo que resulta en pérdidas significativas de ingresos para el país.

El 99% de la soja se destina a la molienda para producir aceite, harina y pellets, y la Cappro argumenta que sin este proceso no se puede avanzar hacia la producción de biocombustibles y alimentos para el consumo animal. La cámara destaca que el verdadero dilema no es si exportar soja en estado natural o procesarla, sino dónde se debe industrializar: en Paraguay o en los países importadores.

Según expresó la Cappro en un comunicado, el dilema entre exportar soja en estado natural vs industrializarla en el país es falso. “La discusión de fondo es dónde industrializar la soja: en los países de destino de la exportación de soja en estado natural o en Paraguay”, remarca.

Indicaron que, debido a la situación señalada, a esta altura del año ya no existe disponibilidad de soja a nivel local para que las industrias puedan seguir agregando valor a esta materia prima, con lo cual la tendencia de exportación sin valor agregado tiende a profundizarse en lo que resta del año.

“En el país deja de ingresar más de US$ 65 millones este 2024 por exportar soja en estado natural en lugar de aceite, harina y cascarilla de soja”, señalaron.

Al mismo tiempo, destacaron que “nada tiene que afectar a los productores de soja en el país”. Manifestaron que, la llamada “industria aceitera” de Paraguay no compite con la exportación de soja, compite con plantas industriales localizadas en otros países donde tienen, comparativamente, ventajas de escala y logística, y donde las políticas de estado promueven la atracción de soja para moler dentro de sus fronteras y otorgan diferenciales para exportar productos industrializados.

Sobre por qué la industria aceitera de Paraguay no invierte hace más de 10 años en nuevas plantas, indicaron que la industria ha sido castigada fiscalmente y no se ha promovido ninguna medida para mejorar la competitividad en relación de las plantas localizadas en otros países. No se alienta la importación de soja para que sea transformada en el país y no se promociona la exportación de productos industrializados.

Alegaron que, las últimas inversiones importantes se realizaron hace más de 10 años, llevando la capacidad de molienda al 42% de la producción total de soja del país”, afirmaron.

“La no devolución de IVA a las exportaciones de productos industriales (es la única industria que no tiene devolución luego de la última reforma tributaria), además de no responder a ninguna recomendación internacional en materia tributaria, constituye un sobrecosto crítico que le resta competitividad con relación a las plantas localizadas en el exterior”, manifestaron.

Este año se produjo 10 millones de toneladas de soja, el 75% se terminará moliendo en plantas del exterior y menos del 25% se industrializará en el país, con una capacidad ociosa de la industria de más del 40%.

Para revertir esta tendencia, la Cappro solicita modificaciones en el tratamiento fiscal que permitan igualar las condiciones con las plantas extranjeras, lo que podría impulsar la inversión y la creación de valor agregado en el país.