El Ing. Alfredo Molinas, especialista en temas agroambientales, y ex ministro de Ambiente y Agricultura y Ganadería, compartió un material acerca de los alcances y desafíos de los impactos del cambio climático versus la seguridad alimentaria.
En un contexto de importantes desafíos climáticos con impacto directo en la producción de alimentos, se entiende que la seguridad alimentaria es posible cuando todas las personas y en todo momento tienen acceso físico o económico a alimentos nutritivos, inocuos y suficientes para satisfacer las necesidades dietéticas y de su preferencia para una vida activa y saludable.
Esta seguridad alimentaria requiere de cuatro componentes: disponibilidad, estabilidad, accesibilidad y utilización.
Todo esto, comprendido en un sistema alimentario que influencia las actividades y resultados de la cadena alimentaria, ya sea a nivel local, regional o internacional.
“A menudo depende directa o indirectamente de los servicios del ecosistema forestal y agrícola, por ejemplo, la conservación de las aguas, la ordenación de las cuencas hidrográficas, la lucha contra la degradación de los suelos y el uso racional de los bosques nativos y la conservación de la biodiversidad”, señala el artículo.
Para satisfacer la demanda de alimentos de una población mundial que se prevé crecerá a 2,5 mil millones hacia 2050, será fundamental intensificar la producción obteniendo mayor rendimiento por unidad de ingreso, ya sea tiempo, tierra, agua, nutriente, planta o animal.
Las prácticas mejoradas de la ordenación de tierras contribuyen a la retención de la humedad del suelo y mantienen la cantidad de nutrientes en el suelo en niveles apropiados pueden fortalecer la resiliencia, así como aumentar la producción.
Son esenciales el mantenimiento y aumento de los recursos fitogenéticos y zoogenéticos y las operaciones de ordenación del ganado y la pesca más eficaces.
Será importante aumentar la capacidad de almacenar agua para uso agrícola y disminuir la ineficacia en su aplicación.