El mercado internacional de la carne bovina cierra el año con una recuperación notable en los precios, impulsada por cambios en la oferta regional, especialmente en Brasil. A pesar de desafíos como la inflación en Estados Unidos y la incertidumbre en China, las expectativas para 2025 se mantiene positiva, con proyecciones de precios récord y una demanda sostenida en los principales mercados.
En un análisis sobre cómo se visualiza este cierre de año a nivel del mercado internacional, el director de Tardáguila Agromercados, Rafael Tardáguila destacó que el segundo semestre de 2024 ha sido muy positivo en lo que respeta al mercado internacional de la carne, lo que ha repercutido en los precios de la materia prima en la región.
Dijo que se observa una recuperación significativa del valor medio del ganado en la región, que comenzó este semestre en US$ 2,90 y, en la última semana, alcanzó los US$ 3,85 por kilo de carcasa. Esto representa una recuperación muy notable, cercana a US$ 1 por kilo, con aumentos en los cuatro países de la región.
El principal factor detrás de esta tendencia alcista es el cambio en la oferta de Brasil, que está concluyendo un ciclo de producción e iniciando un proceso de recomposición de existencias. Manifestó que este crecimiento del stock implica una menor cantidad de animales destinados a la faena, lo que reduce la producción de carne y, por ende, la disponibilidad en el mercado.
En cuanto a las perspectivas para el próximo año en el mercado internacional de la carne bovina, afirmó que se mantiene una visión optimista. Poco después de la feria de SIAL, se llevó a cabo la reunión anual de importadores estadounidenses de carne en Orlando, Florida, donde las proyecciones señalaron que los récords alcanzados este año podrían repetirse.
“Existe una situación de escasez de carne en algunos de los principales actores del mercado, tanto desde el lado de la exportación como de la importación. Además, habrá menos oferta en el principal exportador mundial. Desde el punto de vista de los mercados de carne, las expectativas para el año que viene son positivas, aunque dependerán del contexto global o macroeconómico”, comentó.
También manifestó que el triunfo de Trump, con sus promesas proteccionistas y de sustitución de importaciones, podría elevar la inflación en Estados Unidos, así como el valor del dólar. Dado que las materias primas se cotizan en dólares en el mercado internacional, esto podría ejercer cierta presión a la baja. A su vez, la extrema debilidad del real brasileño puede complicar la situación, ya que Brasil, al vender en reales, encuentra una ventaja competitiva cuando su moneda está más debilitada frente al dólar.
Consultado sobre qué regiones podrían impulsar la demanda, señaló que China y Estados Unidos seguirán siendo actores clave en 2025. En particular, se espera que la nación norteamericana juegue un papel importante, aunque existe incertidumbre respecto al impacto de un posible arancel global anunciado por Triunfo. Este arancel podría encarecer los productos en Estados Unidos, un costo que recaería principalmente en los consumidores a través de la inflación.
“Esto podría complicar de cierta manera el negocio. La producción de carne en Estados Unidos será menor que la de este año, que ya fue baja, y las exportaciones podrían reducirse aún más. Sin embargo, las necesidades de importación serán mayores, y los precios en Estados Unidos alcanzarán niveles récord el próximo año”, apuntó.
En cuanto a China, el panorama es más incierto y dependerá de cómo evolucione su economía. No obstante, subrayó un punto destacable es la firme posición de los exportadores brasileños en la feria de SIAL, quienes no aceptaron mantener los precios anteriores y exigieron valores más altos, que finalmente fueron aceptados por los compradores chinos.
Aunque en China existe dificultad para trasladar estos precios al mercado interno, la combinación de una oferta limitada y la necesidad de importar esta proteína animal sugiere que el mercado se mantendrá firme. La escasez de carne desde los principales países productores, como Brasil, refuerza esta expectativa de estabilidad en los precios.