La Coordinadora Agrícola Del Paraguay (CAP), decidió recomendar a sus asociados y a los productores en general suspender toda compra de insumos de las empresas que apoyan a la propuesta de la nueva ley de semillas.
“Compremos de los que respetan al agricultor y no de los que pretenden criminalizar nuestro trabajo”, expresaba el gremio a través de un comunicado.
Conscientes de que el derecho de hacer su propia semilla es fundamental para la seguridad alimentaria, los productores están alertas ante las medidas propuestas en el borrador del proyecto, rechazan toda modificación que atente contra este derecho y mencionan la posibilidad de realizar manifestaciones en caso de que el proyecto sea presentado bajo estas condiciones.
“Nosotros solo aceptamos modificaciones que ayuden a desburocratizar las gestiones en el Senave. Así como se plantea este proyecto, no lo vamos a aceptar”, agregó Milton Abich, productor de Alto Paraná. Por su parte, Blanca Saiki, desde Itapúa, resaltó que las medidas no se ajustan a la realidad de las familias productivas, ya que si solo dependen de semillas compradas no tendrán ganancias.
Coinciden en que el camino de las prohibiciones, burocracia y castigos no es el indicado, ya que frenará el desarrollo del sistema productivo y representaría un retroceso en el proceso de incursión de los sectores más vulnerables.
La ley actual contempla el derecho al uso propio de las semillas producidas para nuevas campañas agrícolas, práctica milenaria que permite la sostenibilidad en el tiempo de la producción nacional.
En este contexto, recuerdan que no se trata solo de buena tecnología en semillas, son los trabajadores del campo quienes usan los materiales de manera eficiente y práctica para lograr los resultados deseados, por tanto, están en su derecho de volver a utilizar ese fruto de su trabajo.
“Incluso hay mucha gente que aún sigue trabajando con semilla antigua sin tecnología tanto como el maíz y la soja”, agregó Julio Chilavert desde San Pedro.
Repetir la historia. Este proyecto revivió en la memoria de los productores lo sucedido con el algodón, que ante el ingreso de semillas extranjeras creció la dependencia y finalmente miles de productores se vieron obligados a dejar de producir. Esto generó pérdidas de empleo, ingresos y la migración hacia zonas urbanas.
Situación que podría repetirse con la soja, afectando a muchos pequeños productores que se están juntando en grupos para trabajar con la oleaginosa.