El sector agrícola enfrenta una serie de desafíos significativos, reflejando una realidad compleja para los productores que deben navegar entre la variabilidad del clima y los costos crecientes de producción estratégicamente.
En ese sentido, Julio Biudes, productor de Katueté, Canindeyú, indicó a Valor Agrícola que, en su propiedad, utilizan una estrategia que combina ciclos de siembra tempranos, medios y tardíos para buscar un equilibrio en la producción reduciendo el impacto de condiciones climáticas adversas que afectan solo a una parte del cultivo.
“Este año, sin duda, fue más desafiante de la última década debido a la sequía. Por ello utilizamos diferentes variedades y tiempos de siembra. Este enfoque nos permite promediar la producción y escapar un poco, ya sea de los veranos más cortos o más largos”, señaló.
Al mismo tiempo, Biudes dijo que esta es una “situación es cíclica y eventualmente se normalizará”.
En términos económicos, los costos de los insumos no han disminuido desde la pandemia, lo que ha generado una diferencia significativa entre los costos agrícolas pre-pandemia y post-pandemia. Así, el agricultor enfrenta una doble incertidumbre: las condiciones climáticas, que dependen de factores externos, y el aumento de costos.
En términos económicos, alegó que los costos de los insumos no han disminuido desde la pandemia por lo que el productor enfrenta una doble incertidumbre: las condiciones climáticas, y el aumento de costos.
En cuanto a la inversión, sostuvo que el agricultor suele mantener una inversión constante para asegurar la eficiencia de la siembra. “Se estima que alrededor del 50% de los recursos destinados a la siembra son cruciales para obtener resultados óptimos. Por ello, todos están esforzándose al máximo para realizar la mejor siembra posible, a pesar de las dificultades económicas y climáticas”, expresó.
Por otro lado, manifestó que, a menudo, se observa que muchos intentan sembrar temprano con la esperanza de obtener una zafriña de alta productividad. “Esta estrategia puede ser exitosa en algunos años, pero en otros puede no dar los resultados esperados. Es crucial que cada uno evalúe cuidadosamente los pros y los contras de esta estrategia, así también, cómo planificar la segunda cosecha”, subrayó.
Explicó que, en el sur, los cultivos predominantes son soja, trigo y avena, mientras que, en la región norte, se cultivan principalmente soja y maíz. “También es clave incorporar Brachiaria ruziziensis para aumentar la materia orgánica del suelo. Este enfoque tiene como objetivo mejorar la calidad del suelo, controlar la temperatura y optimizar el contenido de agua, contribuyendo así a una producción más sostenible y eficiente”, remarcó.
Teniendo en cuenta que, en diciembre y enero, las temperaturas pueden ser muy altas indicó que es crucial mantener una cobertura eficiente para minimizar el impacto de estas altas temperaturas en las plantas. “La soja, en particular, requiere una temperatura adecuada para desarrollar las proteínas de manera óptima, por lo que una buena cobertura puede ayudar a mantener condiciones más favorables para su crecimiento y producción”, recalcó.