En el marco de la gira de la Asociación Agropecuaria de Dolores por el cinturón maicero norteamericano y el Farm Progress Show, productores uruguayos visitaron un predio en el Estado de Iowa que está experimentando una innovadora estrategia: combinar la producción agrícola con la generación de energía solar según informó el enviado de Valor Agrícola a Estados Unidos.
En el centro de los Estados Unidos, en Iowa, donde los suelos son reconocidos mundialmente por su fertilidad y su capacidad de producir alimentos, la renta por hectárea puede superar los US$ 1.000. Esto se debe a los altos rendimientos de cultivos como el maíz, donde los rindes llegan hasta 17.000 kilos y la soja, con rindes de hasta 6.000 kilos.
Sin embargo, la creciente demanda de energía ha llevado a que los paneles solares compitan con la agricultura por el uso de la tierra. En algunos casos es más rentable arrendar los campos para las empresas que generan la energía que cultivar la tierra y esto ha ocasionado cierta molestia en los farmers, que son a su vez usuarios de esta energía.
Para enfrentar este desafío, algunas granjas de paneles solares están probando la siembra de cultivos debajo de ellos, si bien la propia firma que lo desarrolla lo define aún como algo experimental. Aunque los paneles reducen la luz solar directa para el cultivo, pueden ayudar a mejorar la eficiencia energética al mantener temperaturas más bajas, contexto en el cual los paneles rinden más.
Los primeros experimentos han mostrado que cultivos como las frutillas y las cerezas pueden rendir incluso mejor bajo estas condiciones que en su testigo de condiciones convencionales.
El éxito de este enfoque dependerá de la colaboración de todos los actores involucrados: empresas generadoras de energía, farmers dueños de los campos y farmers que realicen el cultivo, con el objetivo de maximizar los beneficios y la rentabilidad para cada uno de ellos.
En Europa hace algunos años que ya se hacen experimentos similares. Si se demuestra su viabilidad, esta tecnología podría ser replicada y escalada en los próximos 5 a 10 años de forma comercial, ofreciendo una solución innovadora para el uso de la tierra en regiones agrícolas clave.