En contacto con Valor Agrícola, Orlando Gallas, de la Unidad de Asistencia Técnica de la Cooperativa Colonias Unidas, destacó que la situación de la cigarrita a nivel nacional es alarmante. Gallas mencionó que, durante los últimos cuatro o cinco años, los productores han estado luchando contra esta complicada plaga, que se caracteriza por la gran cantidad de individuos que aparecen en los cultivos.
Además del alto costo de producción asociado al control de la cigarrita, sostuvo que se debe considerar la frecuencia de las aplicaciones. “Hubo productores que realizaron hasta ocho aplicaciones solo para el control, y, aun así, se observaron mermas en la cosecha. Por lo tanto, enfrentamos un gran desafío para lograr que el maíz vuelva a ser un cultivo exitoso y que los productores se sientan motivados a sembrarlo nuevamente”, manifestó.
Alegó que, lo más preocupante es que el daño se evidencia cuando el maíz ya está entrando en la etapa reproductiva, momento en el cual “ya es tarde para actuar”.
Explicó que, si no se realiza un control adecuado y exhaustivo, la plaga puede eliminar por completo el cultivo. La intensidad del ataque es tal que, cuando la planta entra en la fase de maduración y comienza la formación de espigas y granos, empieza a marchitarse y caerse. En estas condiciones, la cosecha mecánica se vuelve imposible, y la opción de realizar una cosecha manual no resulta viable.
Gallas expresó su preocupación por las decisiones que los productores tomarán en este nuevo ciclo, ya que su interés ha disminuido considerablemente.
“A nivel cooperativo, manejamos entre 10.000 y 15.000 hectáreas. El año pasado, con mucho esfuerzo, logramos alcanzar las 10.000 hectáreas en zafriña, lo cual nos preocupa enormemente”, remarcó.
En ese sentido, comentó que cuentan con la Unidad Productora de Lechones (UPL) y la Unidad Central Genética (UDG), que se enfocan en la producción y comercialización, especialmente para abastecer a los frigoríficos locales por lo que necesitan una proyección sólida para la planta de balanceado, ya que, si esta situación persiste, podrían enfrentar serias dificultades en la provisión de la materia prima.
También dijo que otro aspecto a considerar es la rotación y mezcla de productos, así como la necesidad de realizar aplicaciones preventivas, que a veces deben llevarse a cabo cada cinco, seis, ocho o incluso diez días, dependiendo de la aparición de la plaga.
“Por ejemplo, si hoy aplicas un tratamiento, al día siguiente podrías encontrar una o dos cigarritas por planta, y la recomendación es actuar inmediatamente al detectar una. Esto complica mucho la situación, ya que implica un gran número de entradas al campo. Además, es importante destacar que no solo se incrementan los costos de los productos, sino también los costos de aplicación”, apuntó.
Costo de producción. Explicó que la mayoría de los productores vendieron su cosecha este año a precios entre US$ 140 y US$ 150 por tonelada. Los rendimientos también varían: algunos lograron cosechar 5.000 kilos por hectárea, mientras que otros alcanzaron solo entre 2.000 y 3.000 kilos.
En este contexto, subrayó que los híbridos de alta calidad, que los productores prefieren por su capacidad de ofrecer el máximo rendimiento en condiciones favorables, tienen un costo que oscila entre US$ 200 y US$ 250 por bolsa. Cada bolsa contiene entre 14 y 20 kilos, lo que equivale a aproximadamente 60.000 semillas para una hectárea.
Alegó que, al utilizar semillas de buena calidad, los costos pueden alcanzar fácilmente los US$ 800 por hectárea, sin incluir aún los gastos de siembra y cosecha. En total, se podría hablar de cerca de US$ 1.000, lo que significa que se necesitaría cosechar entre 5.000 y 6.000 kilos, según los precios actuales, para alcanzar el equilibrio financiero.
“Nuestros rendimientos históricos promedian 4.500 kilos en los últimos años. Algunos productores logran alcanzar hasta 6.000 kilos, mientras que otros no superan los 3.000 kilos”, destacó.