El cultivo de sorgo viene experimentado un crecimiento en las áreas sembradas en Paraguay, tomando protagonismo en algunas zonas frente a cultivos tradicionales como el maíz. Rafael Schirrmann, coordinador de Desarrollo de Adama Paraguay analizó el panorama actual del sorgo, las ventajas y desafíos del cultivo, el impacto del cambio climático y las perspectivas económicas en el contexto agrícola nacional.
Según indicó a Valor Agrícola, el sorgo es una planta bastante resiliente y se adapta bien a suelos más pobres, además, su menor altura y estructura más robusta lo hacen menos susceptible a problemas de “contumbamiento” (cuando las plantas se tumban por el viento o la lluvia), lo que es un gran beneficio en comparación con cultivos como el maíz, que pueden verse más afectados por estas condiciones climáticas.
También dijo que se observa que el sorgo ocupa al menos un 30% de las áreas dedicadas a cereales. “Para mí es mucho, pero puede estar por ahí, porque en zonas como Caaguazú difícilmente se veía sorgo, en Iruña (Alto Paraná), nunca lo vi, en Misiones tampoco, y ahora ya están plantando en grandes áreas allí. Entonces, el cultivo de sorgo está creciendo”, alegó.
Destacó además que el sorgo está siendo utilizado para la producción de etanol, lo que introduce una dimensión adicional en el mercado, ya que grandes empresas están impulsando la demanda de sorgo para esta industria.
“Lo que sí, al productor no sé cómo va a quedar porque el sorgo tampoco es muy barato, hay un costo de producción. Yo sé que no es tan elevado como el maíz porque requiere de menos insecticidas, pero sí, poco a poco vamos viendo cómo el agro evoluciona. Siempre aparecen más bichos porque el cultivo va creando población y, de una zafra a otra, se mantiene ahí en cultivos hospederos”, subrayó.
Sostuvo que el precio del maíz se encuentra en torno a los US$ 180 por tonelada, mientras que el sorgo, según le informaron, estará fluctuando entre un 70% del precio del maíz. En este sentido, es importante destacar que el rendimiento del sorgo es de aproximadamente entre 2.500 y 3.000 kg por hectárea, mientras que el maíz puede llegar a producir hasta 7.000 kg por hectárea.
“Aunque el sorgo puede tener un costo de producción más bajo, su menor rendimiento hace que, en términos absolutos, la rentabilidad por hectárea sea inferior a la del maíz. Hay que tener esa mirada más profunda”, destacó.
Sin embargo, manifestó que está completamente contento con el proceso de diversificación, ya que el sector agrícola debe ser precisamente eso: diversificado por lo que “tenemos que luchar a hacer rotación de cultivo”.
“Cuanto más materia orgánica y diversidad haya en el suelo, mayor será la capacidad de retención de humedad. Esto contribuye a tener cultivos más sanos y fuertes. Además, durante los períodos de calor intenso, la humedad del suelo se evapora más lentamente, lo que aumenta las probabilidades de que se genere lluvia”, remarcó.
En cuanto a variedades sostuvo que hay muchas variedades nuevas, de buena calidad, que están siendo promocionadas y sembradas. “Me parece que hay una creciente muy interesante en este sentido”, expresó.