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“El Bajo Chaco podría convertirse en uno de los principales polos de producción de arroz en Sudamérica”

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“El Bajo Chaco podría convertirse en uno de los principales polos de producción de arroz en Sudamérica”

El cultivo de arroz está experimentando un crecimiento significativo en Paraguay y ha tenido un desarrollo notable en los últimos años. La capacidad de expansión hacia nuevas regiones o zonas del país con un potencial productivo prometedor es un indicativo positivo para el sector agrícola.

En ese sentido, el director comercial de GPSA, Fabián Pereira, señaló a Valor Agrícola, que este movimiento no solo puede diversificar la producción agrícola, sino también aprovechar recursos y condiciones específicas de cada área para optimizar la producción y crecer en respuesta a las condiciones cambiantes y las oportunidades emergentes.

“El Chaco, una vez que demuestre todo su potencial, podría convertirse en una importante cuenca arrocera. Esto no solo impulsaría la producción nacional de arroz, sino que también podría transformar al Bajo Chaco en uno de los principales polos de producción de arroz en Sudamérica”, indicó.

Vemos que la producción fue migrando hacia nuevas zonas. ¿Qué impactos genera esta dinámica?

Tradicionalmente, el sector arrocero en Paraguay estuvo altamente concentrado en la región de Itapúa, cercana al río Tebicuary, donde se encontraban los principales puntos de producción de este cereal y la mayoría de los productores. Sin embargo, en los últimos cinco o seis años, los recurrentes períodos de sequía han motivado a los productores a buscar nuevas alternativas productivas. Ahora están migrando hacia regiones donde pueden contar con una disponibilidad más previsible de agua.

Inicialmente, se expandió hacia Villeta y posteriormente hacia Villa Oliva que son áreas que están emergiendo como un polo de desarrollo en crecimiento. Esta expansión se fundamenta en infraestructuras viales sólidas, un suministro eléctrico confiable y terrenos fértiles, además de su proximidad al río Paraguay. Estos factores combinados promueven un potencial productivo significativo en tierras antes no utilizadas para la ganadería ni la agricultura tradicional, transformándolas en extensos campos de arroz que también incrementa la valorización de antiguos humedales y terrenos bajos que carecían de explotación económica.

Hoy se muestra una apuesta interesante en el Chaco. ¿Tiene el potencial del convertirse en una de las principales cuencas arroceras?

Otro grupo de productores ha comenzado a migrar hacia el Chaco, una región con un potencial agrícola considerable pero que enfrenta varios desafíos que deben ser abordados para convertirla en un verdadero polo de producción. Entre estos desafíos se encuentran la falta de infraestructura adecuada para el almacenamiento de granos, la distancia a los principales puertos o centros de acopio, la necesidad de una fuente confiable de energía eléctrica para el bombeo de agua y el riego de los cultivos de arroz, así como la importancia de contar con accesos viales adecuados para facilitar el transporte de los productos.

Creo firmemente que el Chaco tiene el potencial para convertirse en la principal cuenca arrocera de Paraguay. La región del Bajo Chaco sola podría albergar cerca de 500.000 hectáreas dedicadas al cultivo de arroz, mientras que actualmente en todo Paraguay se cultivan aproximadamente 185.000 hectáreas de este cereal. Esta expansión podría aumentar casi cinco veces el área de producción de arroz en el país. El Bajo Chaco no solo podría potenciar económicamente la región, sino también convertirse en uno de los principales polos de producción de arroz en Sudamérica.

¿Cuáles serían los desafíos más importantes en ese proceso de expansión?

Considero que uno de los principales desafíos es la construcción de la tan anhelada Ruta de la Integración, que hemos estado solicitando desde hace tiempo en los últimos gobiernos y que ahora esperamos que esté en la agenda del gobierno actual. Esta ruta iría paralela al río Paraguay, iniciando desde Benjamín Aceval hasta llegar a la zona de Concepción con lo que economizaríamos casi 180 km de distancia. La construcción de esta ruta no solo acortaría considerablemente la distancia, sino que también facilitaría el acceso y la logística para los productores.

Otro aspecto crucial sería la provisión de energía eléctrica, lo cual permitiría a muchos productores tener acceso a la electricidad necesaria para contemplar proyectos arroceros viables. Como sabemos, el agua es fundamental para el riego de los campos, y contar con suficiente energía eléctrica es un paso crucial para hacer realidad estos proyectos

¿Crees que hay necesidad de buscar nuevos mercados?

Paraguay produce aproximadamente 1,1 millones de toneladas de arroz, del cual el 20% se consume localmente y el restante 80% se exporta. Dentro de este 80% destinado a la exportación, el mercado brasileño, absorbe otra vez el 80% de las exportaciones totales. Cuando hablamos de nuevos mercados, no basta con buscar nuevos consumidores; también debemos ajustar el tipo de arroz que producimos para satisfacer las preferencias específicas de cada mercado. Por ejemplo, Brasil es nuestro principal mercado porque producimos un tipo de arroz que ellos demandan. Sin embargo, para ingresar a mercados europeos o asiáticos, debemos cultivar variedades de arroz que cumplan con los estándares y preferencias locales. Esto implica encontrar nichos específicos y adaptar nuestras variedades para satisfacer las necesidades de los consumidores en esos mercados.

Sabemos que fue un año muy complicado en materia productiva ¿Qué debemos mirar para la próxima campaña?

El productor paraguayo enfrenta constantemente desafíos como la sequía extrema o el exceso de agua. El año pasado, la sequía afectó gravemente la disponibilidad de agua para el riego, mientras que este año hubo excesivas lluvias durante la siembra y la cosecha, obligando a muchos a sembrar más tarde y reduciendo el potencial productivo del arroz. Creemos que es crucial sembrar el 30% del arroz en agosto, otro 30% en septiembre y el restante 40% no más allá de octubre para optimizar los rendimientos. A pesar de los desafíos climáticos, los buenos precios actuales del arroz son alentadores. Esperamos que en el futuro las condiciones climáticas permitan sembrar en tiempo y forma, aprovechando estos precios favorables para continuar el crecimiento del sector arrocero.