El calor extremo, combinada con lluvias dispares, ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los cultivos tradicionales, especialmente la soja, que ha sido durante mucho tiempo el pilar de la producción agrícola del país.

Ante esta situación, el director comercial de GPSA, fabián Pereira sostuvo que es importante buscar alternativas que permita a los productores adaptarse y mitigar los riesgos asociados con la variabilidad climática.

“La diversificación de cultivos se presenta como una estrategia clave para enfrentar las adversidades climáticas. Cultivos como el sésamo, el algodón y el maní, conocidos por su capacidad para tolerar condiciones extremas de calor y sequía, están ganando protagonismo. Estos cultivos no solo ofrecen resistencia a la alta radiación y a la falta de agua, sino que también pueden ser económicamente viables”, indicó.

Pereira indicó que, que la nueva campaña estaría marcada por variaciones en las lluvias. “Se espera que haya lluvias durante la campaña, aunque en algunos lugares podrían presentarse períodos de escasez. Tenemos que estar preparados para poder implementar cultivos que se adapten a periodos de falta de lluvia”, señaló.

Dijo que “no queremos cambiar completamente el cultivo de soja” pero podemos introducir un cultivo que ofrezca mayor resistencia en condiciones extremas.

“En enero y febrero de 2024, experimentamos temperaturas superiores a 47 grados, lo cual no solo afectó las hojas de los cultivos debido a la falta de agua, sino que también causó un efecto de calcinamiento en los granos debido a la alta radiación”, subrayó.

Alegó que es fundamental buscar alternativas en cuanto a cultivos para poder seguir moviendo toda la estructura. “Sabemos que la soja es el cultivo principal y pilar de la producción agrícola paraguaya. Sin embargo, en situaciones de extremo calor y bajos precios, explorar y diversificar con otros cultivos se presenta como una opción cada vez más viable”, expresó.

Teniendo en cuenta que el norte es una de las regiones más afectadas por la falta de lluvias, manifestó que el algodón puede sorprendernos, ya que pueda volver a resurgir en el norte del país y retomar su papel histórico.

“El norte fue una región clave en la producción de algodón, generando gran utilidad en el pasado. Sin embargo, debido a la falta de mano de obra, tecnología y herramientas adecuadas, el cultivo perdió fuerza y se trasladó al Chaco, donde las condiciones actuales favorecen su desarrollo”, destacó.