En un mercado mundial donde los temas de sostenibilidad y cuidado del ambiente son fundamentales, Colombia cuenta con una nueva herramienta para medir el impacto de estos temas en las fincas. El Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), de la Universidad Nacional de Colombia, creó la Estructura Agroecológica Principal (EAP), para evaluar aspectos tanto ecosistémicos como culturales de las fincas.
Según el portal de noticias Contexto Ganadero, la herramienta la componen 10 criterios que evalúan aspectos que van desde la extensión y diversidad de las cercas vivas (barreras de árboles que delimitan el terreno) hasta las prácticas de manejo del suelo y la percepción de los agricultores sobre la biodiversidad.
La EAP es un índice muy importante, ya que se enfoca en la agrobiodiversidad, término que hace referencia a la variedad de plantas, animales domesticados e incluso microorganismos que se presentan intencional o espontáneamente en las fincas agropecuarias o turísticas, según explica una nota de la agencia de noticias de la Universidad.
“En ellas, los agricultores desempeñan un rol central al tomar decisiones sobre qué cultivos implementar y cómo llevar a cabo su cultivo, otorgándole un papel relevante a la configuración y preservación de la agrobiodiversidad”, sostiene el profesor y autor de la herramienta, Tomás Enrique León Sicard del IDEA.
En un país como Colombia resulta valioso por ser ampliamente reconocido como uno de los de mayor biodiversidad en el mundo. Aunque su área territorial es relativamente pequeña en comparación con otros, tiene una alta variedad de ecosistemas y especies, gracias a su ubicación geográfica y topografía diversa, manifestó el docente. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo está cuidando Colombia la biodiversidad?)
Esa diversidad también se evidencia en actividades económicas como la agricultura y la ganadería. Según la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) en 2019 se produjeron 63.247.863 toneladas de alimentos, incluyendo frutas, cereales y hortalizas, que evidencian la amplitud y diversidad de la producción agropecuaria en el país.
Funcionamiento. A través de la medición de los 10 criterios se calcula un puntaje que refleja el grado de desarrollo de la EAP en una finca: los puntajes altos indican una estructura agroecológica más desarrollada y diversa, mientras los bajos generan una alerta para replantear la forma en que se aprovechan los espacios.
Para evaluar la eficacia del índice, inicialmente se realizó un trabajo de caracterización de 6 fincas agroecológicas en Tenjo y Tabio (Cundinamarca), en las que se valoraron aspectos como la distancia y las relaciones de la finca con los fragmentos cercanos de vegetación natural; la extensión de cercas vivas; las hileras de vegetación; la diversidad de las plantaciones, y la cobertura del uso de la tierra, entre otros.
Uno de los resultados es que solo una de las 6 fincas ecológicas tenía un fuerte desarrollo de la EAP, por tener una gran cobertura de huertos y diversas plantaciones en sus cercas vivas y externas. Por el contrario, las otras fincas mostraron tener pocos bosques y una baja extensión de cercas vivas, lo mismo que alta desconexión con la estructura ecológica del paisaje.
“Contrario a lo que ocurre con la agricultura convencional, que frecuentemente se basa en la práctica de monocultivos, la agroecología y la EAP abogan por la adopción de enfoques de policultivos y por la promoción de conexiones entre diversas especies en los agroecosistemas”, señaló León.