Para muchos productores agrícolas de nuestro país, este año presenta un escenario desafiante tanto en términos de precios como de clima que empuja a los mismos a ser proactivos y buscar medidas para mitigar los riesgos.

En relación al año pasado, existe una mayor amplitud con respecto a la incidencia de enfermedades foliares y plagas debido a que los patógenos encuentran entornos más favorables para su proliferación. Esta problemática se suma también a bajos precios de la soja que hace replantear muchas estrategias para poder hacer frente a escenarios complejos, indicó a Valor Agrícola, Julio Biudes, productor agrícola del departamento de Canideyú.

Según detalló Biudes, este año se tuvo una campaña muy particular, con rendimientos dispares debido a la falta de lluvias, por lo que se espera que el clima mejore y acompañe a lo que sería la segunda campaña que también arrancó con dificultades en muchas zonas. En ese contexto, detalló que, en el decimocuarto departamento, el cultivo para la zafriña estaría de la siguiente manera: un 60% del área cultivada destinada al maíz y el 40% restante a la soja.

Con respecto al maíz, sostuvo que existe mucha presión de plagas debido a la influencia climática. Atendiendo el riesgo que implica este, indicó que sembró solo el 40% de su área con este cultivo de entrezafra.

Al mismo tiempo, indicó que “es importante evitar sembrar fuera de fecha o en la época incorrecta, ya que esto puede resultar en una menor productividad y calidad de los cultivos. El maíz necesita de condiciones óptimas de temperatura y humedad para su crecimiento y desarrollo adecuado”.

Manifestó que, como es un año desafiante en la agricultura, es fundamental que los productores busquen y mantengan números finos en sus operaciones. Esto implica estar atentos a las nuevas tecnologías disponibles para maximizar la eficiencia y la productividad en la producción agrícola.

Así también, que estén atentos a lo que sucede en el mercado. Esto implica monitorear los cambios en la demanda de los consumidores, las tendencias de precios y aprovechar las mejores oportunidades de ventas.

“El clima y los bajos precios de la soja son factores desafiantes que requieren que los agricultores replanteen su enfoque y adopten medidas para ser más resilientes, mejorar la productividad y hacer sus negocios más sostenibles”, indicó.

En ese sentido, destacó que cada año el productor busca tecnologías que brinden más oxígeno al suelo, apostando al uso de biofertilizantes, rotación de cultivos y aumentar la materia orgánica. Estas prácticas son fundamentales para garantizar una agricultura sostenible y resiliente, especialmente en áreas donde aún no se han implementado.