La falta de lluvias y las altas temperaturas impactaron fuertemente en los cultivos de soja en Canindeyú, con pérdidas que podrían alcanzar hasta el 50%. A pesar del difícil escenario, los productores mantienen la expectativa en la zafriña, con una fuerte apuesta por el maíz para recuperar la rentabilidad.
El integrante de la Asociación Rural del Paraguay, Celito Cobalchini, comentó que el año comenzó bien, pero luego un fenómeno climático redujo las expectativas, ya que durante 30 a 35 días se registró una fuerte sequía, sin lluvias, lo que provocó una merma significativa en los cultivos de soja.
Contó que clima, hasta finales de 2024 eran normales y no se registraban temperaturas extremas. Sin embargo, a partir de enero cesaron las lluvias y el calor se intensificó. “Prácticamente hasta finales de ese mes no hubo precipitaciones, recién desde la semana pasada comenzaron a registrarse lluvias, aunque no de manera generalizada en toda la región. En algunos lugares las precipitaciones han sido mayores, lo que está favoreciendo la recuperación de las sojas más tardías, aunque la merma sigue siendo considerable”, indicó.
Respecto a la pérdida en la producción, mencionó que aún no cuenta con un informe final de los productores, pero aquellos que sembraron temprano registraron una reducción superior al 15%.
“Ahora, las otras parcelas, que corresponden al ciclo mediano, son las más afectadas. Creo que la merma podría llegar hasta el 50%. Es un número bastante elevado e incluso hay parcelas que no serán cosechadas”, lamentó.
Cobalchini manifestó que los productores con tierras propias logran un rendimiento promedio de entre 2.000 y 2.200 kilos por hectárea, lo que les permite cubrir los costos. Sin embargo, quienes trabajan en tierras arrendadas están siendo los más afectados, ya que no alcanzan a cubrir los gastos. “En esta región hay muchos arrendatarios; son estancias ganaderas que recientemente se han convertido en tierras agrícolas. Son parcelas donde el suelo aún no está completamente apto para la agricultura”, explicó.
Sobre la cosecha temprana, indicó que los rendimientos están siendo muy variables, con parcelas que lograron 3.500 kilos por hectárea, mientras que otras apenas alcanzaron los 2.200 kilos, debido a la distribución irregular de las lluvias.
En cuanto a la zafriña, comentó que aún hay expectativas y se espera que las lluvias se normalicen. “Prácticamente toda la superficie que ahora se está cosechando será destinada a la zafriña. Algunos apostarán por la soja, pero la mayoría cultivará maíz”, detalló.