Desde este miércoles, Rusia comunicó que Cargill (el gigante del comercio de materias primas) dejará de exportar su grano. La empresa se encuentra entre los 10 principales exportadores de cereales rusos y el hecho se define como la mayor decisión de una empresa de este tipo en relación al país, según el portal de noticias Bloomberg.

De acuerdo con el artículo del medio internacional, Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo, sin embargo, una cosecha mayor a lo esperado el año pasado llevó a una caída del 40% en los precios del grano desde el récord alcanzado luego de la invasión a Ucrania.

“Cargill ha tomado la decisión de cerrar una de sus líneas de negocio, pero no de salir del mercado ruso”, enfatiza Eduard Zernin, presidente del directorio de la Unión de Exportadores de Cereales.

Según él, la compañía tiene un negocio intensivo de capital diversificado en Rusia, que incluye varias industrias de procesamiento. Por lo tanto, ante una situación de tensiones geopolíticas, Cargill decidió revisar su cartera de activos rusos y deshacerse de los potencialmente problemáticos.

“El negocio de los cereales se ha vuelto demasiado politizado y arriesgado. Esta temporada, nos hemos encontrado repetidamente con situaciones de discriminación no solo para los exportadores rusos, sino también para las empresas internacionales que comercian con cereales rusos. Creo que, después de sopesar todos los pros y los contras, la empresa decidió minimizar los riesgos y deshacerse del negocio potencialmente tóxico” explicó.

Si bien Cargill es un gran exportador de trigo ruso, el gobierno dijo que la decisión no debería afectar los cargamentos desde el país a nivel general.

Las empresas que compran, venden y transportan los recursos naturales del mundo han cosechado enormes beneficios de las interrupciones del suministro causadas por la guerra, pero tienen que navegar por una creciente red de sanciones y otras restricciones mientras los gobiernos occidentales se enfrentan al reto de garantizar el flujo de productos básicos vitales sin beneficiar a Rusia.

Los cultivos rusos no están sometidos a ninguna sanción, pero el comercio puede verse complicado por las restricciones impuestas a los bancos y empresas estatales rusas. Los comerciantes internacionales de cereales también se han enfrentado a presiones para abandonar el país por parte de funcionarios rusos y de la industria local.