La campaña agrícola 2025/26 en Paraguay inicia con expectativas alentadoras, especialmente en la región norte, donde se busca revertir los bajos rendimientos históricos de los últimos años. Tras ciclos afectados por sequías y condiciones climáticas adversas, los productores confían en que las buenas condiciones actuales de humedad y temperatura, junto con la adopción de tecnologías, permitan recuperar la productividad y acercarse a los promedios nacionales.
Según el productor Neivo Fritzen, la zona norte, que incluye departamentos como Canindeyú y San Pedro, sufrió rendimientos por debajo de los 2.000 kilos por hectárea en años recientes, muy por debajo del promedio nacional de 3.300 kilos. Sin embargo, señaló a Valor Agro que este año esperan poder acompañar el promedio nacional, como se lograba antes, “siempre que el clima colabore”.
Alegó que, pese a la mejora en tecnología y manejo, “el clima sigue siendo el gran jugador en la agricultura”, por lo que la lluvia será determinante para alcanzar una recuperación significativa.
Para Fritzen, el principal desafío del productor es encontrar un equilibrio. “Cada agricultor tiene que ir buscando el equilibrio entre productividad y rentabilidad. A veces no sirve tener la mejor productividad si no hay rentabilidad”. Enfatizó que “hay que equilibrar los costos para poder tener un resultado positivo al final, que es lo que mantiene al agricultor en la actividad”, señaló a Valor Agro.
Sobre el uso de nuevas tecnologías y biotecnologías, y estar siempre conectado a las novedades. “Siempre hay nuevas tecnologías, cada productor debe ver qué le sirve, qué puede implementar y cuándo le va a ser útil”. Apuntó.
Rendimientos y expectativas por regiones
Consultado sobre los rendimientos promedio, explicó que “la zona norte, como Canindeyú y San Pedro, regiones muy golpeadas en los últimos años, con promedios por debajo de los 2.000 kilos por hectárea”, mientras que “el promedio nacional fue de más de 3.000 kilos, y algunos puntos alcanzaron incluso los 5.000 kilos, en condiciones excelentes”.
En ese sentido, expresó su expectativa de que este año el norte pueda acompañar el promedio nacional, aunque reiteró que “todo depende de que el clima colabore”.
Fritzen fue enfático al recordar que, pese al esfuerzo técnico y la inversión en tecnología, el clima sigue siendo el factor determinante. “Podés hacer de todo, aplicar las mejores tecnologías, lo más moderno que hay, y si no viene la lluvia, no sirve, no vas a tener resultado”, añadió.
En cuanto a los costos de producción, manifestó que los costos se mantienen, pero hay oscilaciones. “El combustible tardó en acompañar la baja. Llegamos otra vez a 90 centavos de dólar por litro, cuando el ideal sería 75 a 80 centavos”. Además, señaló que “el abono, principalmente el fósforo, tendría que haber bajado, pero subió un poco más”.
Otro componente relevante en la estructura de costos es el manejo fitosanitario: “Hoy, los precios se mantienen, pero probablemente haya que usar más productos para el control de malezas”, explicó. “Hay muchas malezas de difícil control, ya resistentes al glifosato, que exigen el uso de otras moléculas combinadas. Lo mismo pasa con las enfermedades”. Esto, dijo, “lleva a un aumento de costos, porque se necesita una combinación de productos para lograr un buen control”.