Las nuevas subas de precios llegan en un momento crucial para la golpeada economía argentina luego de sufrir los efectos negativos de la severa sequía del último siglo.
De acuerdo a Infobae, ante la sed de dólares para recomponer sus magras reservas monetarias, Argentina busca aprovechar los mejores precios internacionales de los granos por el recrudecimiento de la guerra en Ucrania, a riesgo de mayor inflación doméstica en pleno año electoral.
La reciente decisión de Rusia de abandonar el acuerdo de granos del mar Negro que permitía a Ucrania exportar al resto del mundo y de atacar puertos y otras infraestructuras cerealeras, ha desatado una nueva escalada internacional de precios en granos como el trigo, el maíz y el girasol y sus derivados, de los que tanto Ucrania como Argentina son fuertes productores y exportadores mundiales.
“Esto claramente tiene impacto a nivel internacional, con una subida de precios en Chicago que se trasladó al mercado argentino de maíz y de trigo”, dice Catalina Ferrari, analista de mercados agropecuarios de la consultora AZ Group.
Durante esta última campaña, Argentina ha visto caer drásticamente sus ingresos por exportaciones agropecuarias -su principal fuente de divisas-, un golpe mortal para sus ya exiguas reservas monetarias.
En plena marcha hacia las elecciones primarias de agosto y los comicios presidenciales de octubre, el Gobierno argentino acaba de llegar a un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para no entrar en mora con el organismo, pero debe sí o sí aumentar sus reservas.
Para ello, en los últimos días resolvió mejorar un 13% el tipo de cambio que se aplica a la liquidación de divisas por exportaciones de maíz y cebada, dos cultivos de los que Ucrania es justamente uno de los mayores exportadores mundiales y cuyos precios están en alza. Pero, además, Argentina aumentó los volúmenes permitidos para exportación de ambos granos.
“El escenario internacional contribuye a que, con los precios más altos, sea más probable alcanzar el objetivo del Gobierno de liquidación de divisas, de US$ 2,000 millones”, indicó Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.