Luego de que la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), informara que gracias al régimen de “importación temporaria” la industria aceitera logró mantener volúmenes razonables de molienda, tal como había ocurrido en el primer bimestre del 2024, en marzo Paraguay volvió a “salvar” a la industria aceitera argentina al permitirle seguir operando en un contexto de escasez de oferta interna.

Según señaló el presidente de Ciara-CEC, Gustavo Idígoras en una entrevista radial en Argentina, Paraguay se va a convertir en la gran fábrica, detrás de Brasil, y por eso “en pocos años el polo industrial del Gran Rosario no va a tener ningún sentido de existir”.

Idígoras sostuvo que el escenario es “irreversible” por una acumulación de distorsiones en los últimos años y por la competencia global que naciones vecinas y los Estados Unidos representarán para el país.

Paraguay exportó un volumen de 946.647 toneladas de soja y la mayor parte de las ventas externas paraguayas se destinaron a la Argentina. Gracias a esas importaciones, la industria pudo reducir su capacidad ociosa del 60 al 50 por ciento.

Por su parte el presidente de Acsoja, Rodolfo Rossi, consultado por Clarín Rural coincidió en que “la agricultura está en un freezer desde hace varios años”, advirtió que “se frenó la expansión agropecuaria”, pero aclaró: “La soja está más viva que nunca, tenemos muchas posibilidades de crecer, la agricultura argentina tiene recursos humanos y tecnológicos, lo único que necesita es poner al capital a trabajar con reglas claras”.

“La capacidad ociosa es claramente algo que tenemos que resolver. Tenemos capacidad de procesamiento para 70 millones de toneladas y podríamos tener una agricultura sustentable que provea 65 millones de toneladas de soja, pero las retenciones están limitando la aplicación de tecnología”, remarcó.