Los modelos climáticos han estado mostrando un aumento en las posibilidades de que el fenómeno La Niña regrese. Si bien, estos modelos no siempre predicen con precisión los patrones climáticos a largo plazo, proporcionan información valiosa sobre las tendencias y patrones probables.
El coordinador de la Unidad de Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Edgar Mayeregger, señaló a Valor Agrícola que los modelos climáticos globales hablan de la posibilidad del regreso del fenómeno La Niña para la próxima zafra. “Son modelos de predicción, pero sí existe una alta probabilidad de que migremos del fenómeno El Niño a su fase opuesta La Niña y por ello ya se está generando la alerta para que la gente empiece a tomar precauciones”, señaló.
En definitiva, la observación de una “lengua de agua fría en el Océano Pacífico” ha incrementado la posibilidad de que ocurra este evento climático, en lugar de un período neutro como se pensaba anteriormente. Esta información es relevante para que la sociedad se mantenga informada y tome las precauciones necesarias frente a los posibles impactos que pueda generar, explicó.
indicó que siempre se espera que este fenómeno empiece a interactuar entre septiembre y octubre, pero también es importante observar cómo se comporta el invierno este año.
Respecto a las precipitaciones, sostuvo que se tendrá eventos muy puntuales como los que se registraron en los últimos días, principalmente en el suroeste de la región oriental, parte de bajo Chaco y otras zonas.
En tanto en el departamento de San Pedro, Concepción, el norte de Canindeyú, Caaguazú, Cordillera y parte de Guairá, el déficit hídrico sigue siendo una preocupación y puede tener diversos efectos en los cultivos, incluyendo el estrés hídrico, la reducción del rendimiento y la mayor susceptibilidad a enfermedades y plagas. “Lo que queda es esperar a ver cómo se comporta la atmósfera en las próximas semanas”, indicó.
Mayeregger aprovechó para recordar que la ventana de siembra de los cultivos de entrezafra cierra a finales de febrero y lo recomendable es evitar sembrar más allá de estas fechas debido al riesgo de heladas que pueden afectar negativamente la producción y calidad de los cultivos, especialmente del maíz.