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Optimismo para la próxima campaña: prevén una fuerte apuesta a la siembra de soja en el Chaco

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Optimismo para la próxima campaña: prevén una fuerte apuesta a la siembra de soja en el Chaco

La última campaña agrícola en el Chaco dejó un panorama dispar, mientras algunos cultivos lograron sortear las complicaciones climáticas, otros tuvieron algunas dificultades. Con la expectativa puesta en un año “normal” en términos de precipitaciones, los productores ajustan estrategias, diversifican cultivos y replantean inversiones.

En diálogo con este medio, Carlos Passerieu, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios para un Chaco Sustentable (APACS), analizó los desafíos de la temporada pasada y adelantó cómo se perfila el nuevo ciclo agrícola.

Según explicó, el ciclo pasado estuvo marcado por excesos de agua en enero, lo que retrasó la siembra y obligó a muchos productores a implantar soja recién en febrero e incluso en la primera quincena de marzo. Ese corrimiento, paradójicamente, permitió que las lluvias de marzo y abril beneficiaran a los lotes más tardíos.

“Las lluvias de fin de verano favorecieron notablemente a las sojas sembradas en febrero. Finalmente tuvieron rendimientos por encima de la media”, explicó Passerieu.

Por el contrario, quienes sembraron en diciembre y enero no tuvieron el mismo resultado:

“Cuando llegó el agua ya estaban en fin de ciclo. En esos casos, los rindes no fueron los esperados”.

Aun así, el productor chaqueño mira la próxima campaña con entusiasmo. Según Passerieu, existe una intención de siembra que podría crecer entre un 20 y un 30% de área respecto a la campaña pasada, y el clima, nuevamente, será determinante.

Aunque el arranque del ciclo trae desafíos conocidos, manejo de humedad, ventanas de siembra ajustadas, decisiones de inversión condicionadas por la campaña previa, el sector agrícola chaqueño se muestra decidido a avanzar.

“Si las precipitaciones se mantienen dentro de los valores históricos, podremos cumplir con las ventanas de siembra y dar a los cultivos un buen desarrollo”, sostuvo.

Maíz. A diferencia de la soja, el maíz logró responder de manera más uniforme. El momento clave: la floración.

“El maíz recibió un buen caudal de humedad justo cuando lo necesitaba”, detalló.
“Eso permitió rendimientos mejores de lo que se proyectaba”.

Con mejores resultados y menor volatilidad, se espera que el área de maíz se mantenga estable para la próxima campaña.

Algodón. El algodón fue, sin dudas, el cultivo más castigado por el exceso hídrico. La lluvia abundante sobre plantas con cápsulas ya formadas generó un daño profundo.

“Cuando llueve tanto, el algodón empieza a pudrirse desde las cápsulas inferiores hacia las medias”, expresó.

“Sobre expectativas de 2.500 kilos, en algunos casos apenas se llegó a 1.000”, advirtió.

El deterioro no solo afectó al volumen producido, sino también a la calidad de la fibra, que se vio comprometida por la mezcla de material dañado durante la cosecha.

Por estos motivos, anticipó que el área de algodón caerá significativamente. Lo mismo ocurrirá con el sésamo, otro cultivo que dejó resultados desfavorables. “Creemos que muchos se van a volcar nuevamente a la soja”, dijo.